Nacimos en Barranquilla, Colombia, del amor y la solidaridad, para abrazar a familias que viven los primeros días de vida de sus bebés entre monitores y esperanzas en las Unidades de Cuidado Intensivo Neonatal. Acompañamos desde el corazón, gracias a manos amigas y donaciones que se transforman en alivio y amor.
Creemos en el valor de la vida desde el primer aliento: trabajamos con el corazón, aportando recursos, amor y compañía cuando más se necesita.
Queremos que cada latido cuente.
Llegó a nuestras vidas como un susurro de cielo. Pequeña, valiente, con un corazón frágil que latía
fuerte en medio de la incertidumbre.
Desde el vientre, nos enseñó que la esperanza no tiene medidas, y que el amor —ese amor que no conoce límites ni tiempos— puede caber en apenas diez días.
Fueron 240 horas de milagros, de abrazos silenciosos, de rezos compartidos, de sueños tejidos entre tubos, alarmas y caricias contenidas.
Nos despedimos con el corazón roto, pero también lleno. Porque Leticia no se fue: se transformó.
Se convirtió en causa, en propósito, en luz
para otros padres que, como nosotros, caminan los pasillos de una UCI con el alma en vilo y los brazos vacíos. Su nombre hoy es consuelo, es acción, es entrega.
Leticia María no está en una cuna, pero habita cada pañal entregado, cada kit donado, cada madre que se siente menos sola gracias a una palabra de aliento.
Ella vive en cada cuna apadrinada, en cada sonrisa recuperada, en cada lágrima comprendida.
Nosotros la soñamos, la tuvimos, la amamos… y hoy, la compartimos con el mundo. Porque el amor verdadero no se guarda: se multiplica.
Sé parte del cambio y deja tu huella en la historia de cientos de familias.
Dona, apadrina una cuna o súmate como voluntario.
Porque juntos, cada pequeño comienzo puede ser una gran historia de amor.